¿Qué son los microplásticos?

El origen de los microplásticos, dónde se encuentran y los peligros que entrañan

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Desde la introducción del plástico en la década de 1950, se han producido cerca de 10.000 millones de toneladas métricas de residuos plásticos, de los cuales menos del 10% se ha reciclado, según el Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA). Este panorama alarmante ha transformado el planeta en un vertedero de desechos plásticos, que van desde botellas y bolsas hasta microplásticos. Estas diminutas partículas de plástico han sido halladas en los lugares más inesperados: desde la cima del Everest hasta las fosas oceánicas más profundas, e incluso en el aliento de los delfines.

Los microplásticos llegan a las tierras de cultivo a través de los lodos de depuradoras empleados como fertilizantes.

¿Qué son los microplásticos y de dónde proceden?

Los microplásticos se definen como partículas de plástico con tamaños que varían desde un micrómetro de diámetro, equivalente a una centésima parte del grosor de un cabello humano, hasta cinco milímetros. Estas diminutas partículas pueden originarse de dos formas: se fabrican para usos específicos, como las microperlas presentes en productos de belleza o dentífricos, o se generan a partir de la fragmentación de plásticos más grandes, como botellas o neumáticos.

Dónde se encuentran los microplásticos 

Según el PNUMA, los residuos plásticos, tanto los de gran tamaño como los microplásticos, se acumulan de forma continua en el medio marino, representando una seria amenaza para los ecosistemas. Los microplásticos también llegan a las tierras de cultivo a través de los lodos de depuradoras empleados como fertilizantes, y posteriormente son arrastrados hacia las vías fluviales mediante la escorrentía superficial. Además, debido a su reducido tamaño, pueden ser transportados por el viento. Estas partículas se han detectado en alimentos como miel, té y azúcar, así como en frutas y verduras.

Un estudio llevado a cabo por un equipo interdisciplinario de la Universidad Estatal de Pensilvania reveló que la presencia de microplásticos en entornos de agua dulce ha aumentado de forma constante durante las últimas décadas, en estrecha correlación con el incremento de la producción de plástico desde la década de 1950. Sin embargo, los investigadores se sorprendieron al no encontrar una relación directa entre los altos niveles de microplásticos detectados en el medio ambiente y la densidad de población. Este hallazgo sugiere que los microplásticos se han vuelto omnipresentes en todo el planeta.

Los microplásticos han sido detectados en lugares tan remotos como la cima del Everest y las fosas oceánicas más profundas. En los océanos, la mayor concentración de contaminación plástica, conocida como el "Gran Parche de Basura del Pacífico", se encuentra en aguas cercanas a California. Esta acumulación abarca una superficie aproximadamente tres veces mayor que la de Francia y se mueve constantemente con las corrientes oceánicas. Si bien algunos residuos son identificables, como partes de neumáticos o redes de pesca, la mayor parte consiste en microplásticos. Además, un estudio publicado por un equipo de investigadores estadounidenses en 2024 en la revista científica Plos One descubrió microplásticos en el aliento de los delfines, lo que indica que estos mamíferos marinos podrían estar inhalando las partículas mientras respiran en la superficie.

Cómo ingieren microplásticos los seres humanos y los animales

Científicos e investigadores han encontrado evidencia generalizada de la presencia de microplásticos tanto en el cuerpo humano como en el de los animales. Un estudio realizado por investigadores de la Universidad Estatal de Nueva York en Fredonia en 2017 analizó 12 marcas de cerveza elaboradas con agua de los Grandes Lagos de Norteamérica y descubrió que todas las muestras contenían diminutas partículas de plástico, que son ingeridas por quienes consumen estas bebidas. Investigadores de la Universidad Estatal de Pensilvania calcularon que un estadounidense promedio ingiere más de 5.800 partículas de plástico al año, solo a través del consumo de agua, cerveza y sal marina. Además, los seres humanos también inhalan plástico al respirar.

Según The Conversation, se han identificado microplásticos en el interior de más de 1.300 especies animales, incluidos peces, mamíferos, aves e insectos. Muchos animales confunden estas partículas con alimento y las ingieren, lo que puede provocarles problemas como obstrucción intestinal. También sufren daños cuando los plásticos que han ingerido liberan sustancias químicas propias o compuestos tóxicos que han absorbido del entorno.

Riesgos sanitarios de los microplásticos

Aunque los científicos no dudan de que los microplásticos acaban en nuestros cuerpos, lo que aún no se conoce del todo es el efecto que tienen. En los últimos años, investigadores en Austria han detectado partículas de polímeros de menos de cinco milímetros en muestras de heces de personas de ocho países distintos. De manera similar, estudios realizados en California y los Países Bajos han encontrado microplásticos en pulmones, sangre, cabello y uñas.

Según una investigación de la Universidad Estatal de Pensilvania, las fibras microplásticas, como las asociadas a polímeros utilizados en la ropa (por ejemplo, forros polares), tienen mayor probabilidad de adherirse al cuerpo o enredarse en él debido a su forma alargada. Además, el Foro Económico Mundial advierte que no solo se han detectado microplásticos en la sangre humana, sino también en el cerebro. Esta organización internacional destaca la posible relación entre la exposición a microplásticos y un mayor riesgo de padecer infartos de miocardio, derrames cerebrales e incluso muerte.
 

¿Está aumentando la presencia de microplásticos? 

Los investigadores de la Universidad Estatal de Pensilvania observaron que la presencia de microplásticos en el medio ambiente aumentó cada década hasta 2010, pero experimentó un descenso entre 2010 y 2020. Aunque consideraron que este fenómeno requería un análisis más detallado, sugirieron que podría estar relacionado con un incremento en el reciclaje de plásticos. Los datos de la Agencia de Protección Ambiental de Estados Unidos (EPA) respaldan esta hipótesis: en 1980, apenas el 0,3% de los plásticos generados se reciclaban, mientras que en 2010 esta cifra aumentó a casi el 8%.

Sin embargo, el Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA) advierte con firmeza sobre la gravedad del problema. Según sus estimaciones, entre 19 y 23 millones de toneladas de residuos plásticos se vierten anualmente en ecosistemas acuáticos. Además, el PNUMA prevé que, si no se toman medidas significativas, estas emisiones a lagos, ríos y mares podrían casi triplicarse para 2040.  

¿Qué se puede hacer para combatir los microplásticos?

Los consumidores pueden tomar diversas medidas para reducir tanto la cantidad de microplásticos que ingieren como la que liberan en el medio ambiente. Algunas recomendaciones incluyen:

  • Sustituir el agua embotellada por una botella rellenable, preferiblemente de acero inoxidable.
  • Optar por ropa hecha con fibras naturales en lugar de sintéticas y usar un filtro de microfibras al lavar la ropa.
  • Reutilizar bolsas de la compra y evitar adquirir bolsas de plástico cada vez que se hace la compra.
  • Almacenar tentempiés y alimentos en recipientes reutilizables, en lugar de envases plásticos de un solo uso.

Mientras tanto, científicos e investigadores trabajan en métodos innovadores para recolectar microplásticos. Entre los avances más prometedores se encuentra un diminuto pez robot, desarrollado por la Universidad de Sichuan, capaz de recoger partículas plásticas. Otra técnica en desarrollo combina aceite vegetal, óxido de hierro e imanes, logrando una eficacia del 87% en la extracción de microplásticos del agua.

Científicos chinos han desarrollado una esponja biodegradable, fabricada a partir de huesos de calamar y algodón, para eliminar microplásticos del agua. Según un estudio publicado en Science Advances, esta esponja especial se probó en cuatro tipos de agua: de estanque, de riego, de lago y de mar, logrando eliminar hasta el 99,9% de los microplásticos presentes.

Los gobiernos también están tomando medidas para abordar esta problemática. Varios países ya han prohibido el uso de microplásticos en cosméticos, y Francia ha establecido la obligatoriedad de instalar filtros en las lavadoras para capturar microfibras, según un estudio publicado en la revista Science. A nivel internacional, la Directiva Marco sobre la Estrategia Marina de la Unión Europea busca proteger los ecosistemas marinos y la biodiversidad, mientras que su legislación REACH (Registro, Evaluación, Autorización y Restricción de Sustancias Químicas) regula la producción y uso de sustancias químicas para mitigar su impacto ambiental.

No obstante, el mismo estudio advierte que, sin medidas decisivas, los microplásticos podrían causar daños ambientales a gran escala en el futuro.