Transformación digital empresarial
La cultura empresarial en la era digital
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La transformación digital es la clave de la competitividad empresarial en un mercado cambiante y cada vez más exigente. Sin embargo, para que esta reforma tecnológica pueda completarse con éxito se necesita una cultura corporativa que promueva la innovación y la creatividad en el seno de las compañías.
La digitalización ya no es una opción para las empresas que quieren mantener su competitividad en el mercado global. Se ha convertido en propósito corporativo inevitable, respaldado por fuertes inversiones. La consultora International Data Corporation (IDC) prevé que el gasto mundial en transformación digital alcance casi los 3,9 billones de dólares en 2027, con Estados Unidos a la cabeza en inversión, seguido de cerca por la región Asia/Pacífico (incluidos Japón y China).
Si bien, junto a la inversión, este proceso debe llevarse a cabo con estrategia y planificación. De esta manera, la combinación correcta de iniciativas de transformación digital podría desbloquear hasta 1,25 billones de dólares en nuevo valor, según un estudio de Deloitte a más de 4.600 empresas cotizando en la Bolsa de Nueva York.
Determinadas combinaciones de acciones de digitalización pueden generar hasta un 5 % de aumento de la capitalización bursátil de una compañía, según el mismo estudio, mientras que otras combinaciones carentes de estrategia podrían dar lugar a riesgos de erosión del valor de hasta un 9 %.
Un entorno favorable a la digitalización y las nuevas tecnologías
A la vez que aumenta la inversión tecnológica, la transformación digital corporativa plantea otras necesidades básicas para completarse con éxito. Por ejemplo, el cambio de la cultura empresarial. La reforma del conjunto de creencias, valores, hábitos y experiencias que definen a una compañía a través de sus trabajadores es uno de los mayores desafíos en la era digital. Esto se debe a que la cultura empresarial refleja el espíritu de la compañía, su forma de pensar y actuar, sus valores, su ética, su propósito corporativo.
De ahí que un cambio profundo como la transformación digital necesite de un entorno favorable a la innovación tecnológica para asentarse y desarrollarse. De lo contrario, cualquier intento de reforma tecnológica tiene muy pocas opciones de prosperar o implementarse correctamente. La digitalización debe resultar un proceso progresivo, constante e impulsado por el desarrollo de la tecnología y las demandas de consumidores y empleados, que reclaman más agilidad y personalización a las empresas.
VER INFOGRAFÍA: Barreras para digitalizar la cultura organizacional [PDF]
¿Cómo adaptar la cultura corporativa a la era digital?
El primer cambio pasa por los individuos que integran la compañía. Es indispensable que directivos y empleados adquieran competencias digitales para afrontar la transformación digital. Además, crear espacios donde se fomente la innovación y el intercambio de ideas permitirá a los responsables de los equipos identificar con rapidez carencias en la empresa o peticiones entre sus empleados. Y esta implementación debe realizarse a diferentes niveles:
- Dirección
Los directivos deben creer en la digitalización y transmitirlo al resto de la plantilla. Después, los jefes de área tienen que respaldar la estrategia y dar ejemplo: serán los primeros en sumar nuevas herramientas, promover y controlar la implantación de nuevas tecnologías en la empresa, estar pendientes de las novedades y medir los resultados para avanzar de forma progresiva hacia una plena transformación digital.
- Equipos
La digitalización debe adecuarse a las necesidades de los equipos y facilitarles herramientas que agilicen su trabajo. Cada departamento puede tener problemas y necesidades muy diferentes, así que el análisis individual y la comunicación entre ellos ayuda a descifrar los puntos esenciales del negocio y de la transformación digital.
- Entorno
Las empresas deben prestar atención al entorno para identificar los escollos que impiden a los equipos ser más productivos. Al localizar estos obstáculos se pueden crear espacios más dinámicos en beneficio de su bienestar y rendimiento. La habilitación de zonas colaborativas o de salas para videoconferencias, por ejemplo, pueden mejorar el trabajo de los departamentos si se utilizan de forma adecuada.
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