Qué es la ética digital
Ética en Internet: la clave del futuro digital
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El avance imparable de la tecnología ha hecho que nuestros hábitos y conductas se transformen y surjan retos y dilemas inéditos que pueden poner en riesgo nuestro futuro como sociedad digital. ¿La solución? Una nueva ética fundamentada en el origen del cambio: Internet.
Internet de las Cosas, Inteligencia Artificial, Big Data, robots, ciberseguridad... A estas alturas, nadie duda de los avances que la tecnología ha traído a nuestra sociedad pero, al mismo tiempo, ha generado cambios que presentan importantes retos. Por ejemplo, nuestra forma de relacionarnos, nuestros hábitos de consumo e, incluso, nuestra forma de ser no es la misma de hace apenas 20 años. Ahora, la inmediatez en el acceso a la información y la cesión de nuestra privacidad forma parte de nuestro modus operandi diario.
Y esto, según los expertos, no ha hecho más que empezar. "En las próximas dos décadas habrá más cambios propiciados por la tecnología que en los últimos 300 años", dice el futurista alemán Gerd Leonhard. Esa transformación traerá consigo peligros, oportunidades y dilemas que habrá que afrontar como sociedad para que el avance tecnológico sea en beneficio de todos. ¿Cómo? La mayoría de los expertos coinciden: con una nueva ética de Internet que establezca las bases para la convivencia y asegure los derechos de los ciudadanos digitales.
El buen uso de Internet en la sociedad digital
El debate sobre su significado y su contenido está abierto. Desde un punto de vista actual y global se entiende por ética digital el código social necesario para solucionar los problemas que el uso masivo de Internet está ocasionando. ¿A qué nos referimos? El derecho de propiedad intelectual, los ataques a la seguridad, los límites de la libertad de expresión, la regulación de las grandes corporaciones, la desconexión laboral, la conducta en las redes sociales y, desde luego, la privacidad de nuestros datos personales porque, cada vez más, nos preocupa lo que pueda pasar con ellos: quién los recopila, para qué y si están bien protegidos.
En este sentido, el profesor de Derecho de Internet en Harvard y autor del libro El futuro de Internet y cómo pararlo, Jonathan Zittrain, afirma que estaría muy bien que las grandes compañías, omnipresentes en nuestras vidas, adoptaran lo que él llama una ética de fidelidad hacia sus usuarios. “Necesitamos que no nos vean solo como individuos a los que vender anuncios, sino que, además, nos ayuden y nos traten como a personas”. Y no lo piensa solo él. Estos debates han crecido después de que varias empresas hayan sido condenadas por problemas de seguridad en cuanto a la recogida de datos. Actualmente se debate si la legislación debe intervenir y en caso de que lo haga, si será capaz de mantenerse.
Los principios de la ética digital
Si definir lo que es bueno y lo que no lo es en el ámbito terrenal ha costado siglos, y aún hoy es materia de controversia, hacerlo en el espacio virtual es una tarea harto complicada. Sin embargo, en el Foro de Davos de 2019 40 líderes empresariales firmaron una Declaración Digital que establecía una serie de principios sobre los que cimentar una ética digital. A continuación, resumimos algunos de ellos:
Participación
El desarrollo de las capacidades digitales es una parte integral de la educación de cada ciudadano en cualquier lugar del mundo.
Sociedad digital dinámica
Los productos y servicios digitales deben seguir innovando y aportando incalculables beneficios a la sociedad.
Datos y privacidad
El respeto a la privacidad de los ciudadanos manejando sus datos de forma responsable, segura y transparente.
Ciberseguridad
La cooperación para mitigar las amenazas cibernéticas y reforzar la seguridad de las personas en sus experiencias digitales.
Cooperación y diálogo
El diálogo y la colaboración entre las partes interesadas —de cualquier lugar y sector— para alcanzar un mayor desarrollo del futuro digital.
Ética digital de los negocios e instituciones
En esa necesidad colectiva de afrontar los nuevos retos, las organizaciones también tienen mucho que decir. "Las empresas empezarán a frenar la eficiencia y el crecimiento a cualquier precio para introducir criterios de integridad", afirma Rachel Bostman, profesora de la Saïd Business School de Oxford. Y en esa misma línea se expresa Katie Lawler, directora de ética de US Bank: "Las empresas se están dando cuenta de esa responsabilidad y están haciendo de la ética una función central".
Por ello, muchas de ellas ya están empezando a seguir los pasos de universidades como la de Oxford o la de Loyola en Chicago, que han creado sus propios laboratorios digitales para promover el diálogo y la investigación con el fin de comprender los nuevos hábitos en ambientes digitales. ¿Cómo se aplican estos laboratorios a la empresa? Mediante la formación de equipos de trabajo heterogéneos y transversales —expertos en IT, comunicadores digitales, abogados expertos en derecho de Internet, etc.— que permiten explorar los cambios y aportan una visión global de la ética digital en la empresa.