Contaminación digital
La sostenibilidad digital como solución para reducir nuestro impacto ambiental
Internet Eficiencia energética
Cada vídeo y foto que subimos a redes sociales, cada documento que almacenamos en la nube o cada mensaje que enviamos. La contaminación digital parece invisible y es silenciosa, pero no por ello menos real. Con la llegada del 5G y la creciente lucha frente al cambio climático el concepto de ‘sostenibilidad digital’ está tomando protagonismo. No obstante, medir la huella de carbono que producen en conjunto los fabricantes de tecnología, las infraestructuras y centros de datos y los miles de millones de usuarios de internet no es fácil.
A día de hoy podemos decir que existe un consenso sobre la transformación digital como una de las vías fundamentales hacia una economía y una sociedad más sostenibles. La digitalización, según el World Economic Forum, puede contribuir a descarbonizar el planeta reduciendo las emisiones de dióxido de carbono hasta un 35 % en la próxima década.
Internet, la tecnología basada en datos y sus aplicaciones en diferentes industrias y actividades cotidianas son claves para lograr procesos más eficientes, además de servicios más inmediatos y personalizados y, en definitiva, una vida más cómoda. Sin embargo, aunque las herramientas digitales aporten soluciones con una demanda de recursos naturales aparentemente menor que sus versiones analógicas, no siempre son inocuas para el planeta.
La contaminación digital es un problema en aumento, ligado en gran medida a un consumo de electricidad por parte del sector de las tecnologías de la información (IT) que supone aproximadamente el 7 % del consumo mundial, con previsión por parte de la Unión Europea de que llegue a ser el 13 % en 2030. De ahí la urgencia de transicionar este sector hacia las energías limpias. Según los expertos, el porcentaje de las emisiones globales de CO2 a cuenta de las tecnologías digitales aumentó de 2,5 a 3,7 % entre 2013 y 2018, llegando a las más de 1.600 millones de toneladas anuales y con previsiones según el Internet Health Report de Mozilla de ser el equivalente al cuarto país más contaminante del planeta. Eso significa más emisiones y un mayor impacto en el calentamiento global que toda la industria de la aviación. Por ello, debemos hablar sobre la necesidad de sostenibilidad digital.
¿Qué es la contaminación digital?
Se denomina contaminación digital a las emisiones de carbono detrás de nuestra actividad digital: Desde el consumo de los centros de datos hasta el de las redes de transmisión y el de los dispositivos que tenemos en nuestras manos durante horas todos los días. Se calcula que el uso mundial de internet consume 416,2 TWh anuales -según un estudio de Website Carbon-, un consumo eléctrico mayor que el de todo el Reino Unido.
Cada una de las cientos de acciones que realizamos diariamente en internet, de forma espontánea y casi sin ser conscientes, tiene una huella de carbono específica. Imaginando que el mix energético que llega a nuestro domicilio se compone mayoritariamente de combustibles fósiles como el carbón, cada búsqueda que hacemos en Google, por ejemplo, supondría una emisión de entre 0,2 y 1,45 gramos de dióxido de carbono, que habría que multiplicar por una media de 50 consultas diarias en los motores de búsqueda. Cada visita a una página web emitiría 1,76 gramos, que ascenderían a 211 kilos de CO2 al año para una web con una media de 10.000 visitas mensuales.
En estas mismas condiciones, cada correo electrónico almacenado en el ordenador generaría alrededor de 10 gramos de CO2 al año. Habiendo una diferencia notable entre un email estándar, cuya emisión equivale a unos 4 gramos de gases de efecto invernadero, y un email con documentos adjuntos, que podría elevarse hasta los 50 gramos. Por su parte, visualizar 30 minutos de vídeo en Youtube emitiría aproximadamente 3 gramos de CO2 y la transmisión de un programa de una hora en Netflix liberaría de 56 a 114 gramos de CO2.
La llegada de la inteligencia artificial ha aumentado aún más la potencia de cálculo necesaria para hacer las búsquedas, lo cual provoca un mayor consumo energético. Además, esto también obligará a aumentar el tamaño de los centros de datos debido a que la computación por búsqueda es superior a la actual. Todo ello deriva en mayor gasto energético y más contaminación.
VER INFOGRAFÍA: ¿Cuánto puede llegar a contaminar mi actividad digital?[PDF]
¿Cómo se puede reducir la contaminación digital?
Para Jon Koomey, experto en el impacto medioambiental tecnológico, los elementos más importantes a medir son los que denomina “the big three”: La fabricación del equipo que usamos para acceder a internet, como ordenadores, tabletas, portátiles, routers; los centros de datos, que almacenan y alojan las páginas web; y las redes de acceso, el cableado y las antenas que transportan los datos.
-
Fabricantes de tecnología
Las empresas de tecnología deben fabricar y transportar internacionalmente el hardware de Internet, incluyendo ordenadores, tabletas, teléfonos y televisores inteligentes (unidos a un número creciente de elementos inteligentes conectados) y servidores. Los fabricantes juegan un papel muy importante pudiendo posicionarse en el desarrollo de tecnología ética, que sea socialmente y medioambientalmente responsable, reparable y con una vida útil mayor.
-
Centros de datos
Después de los dispositivos, los centros de datos son los mayores consumidores de electricidad, con una enorme demanda energética para dar cobertura 24 horas al día 365 días al año a lo largo y ancho del planeta. Hasta hoy, la mayor parte de estos centros de datos se ubicaban en Asia, el Pacífico y Norteamérica y trabajaban tradicionalmente con compañías que generan gran parte de su electricidad a partir de plantas de carbón. Ahí radica uno de los principales potenciales de cambio hacia la sostenibilidad digital: la transición energética de estas instalaciones centralizadas para reducir radicalmente su huella de carbono.
Es el caso de Kolos, el nuevo centro de datos verde que se realizará en Noruega, dentro de la localidad de Ballangen. El objetivo tras este proyecto es que sea el primer centro de datos del mundo que abastece el 100 % de su demanda con energías renovables. Incluso, se ha planteado la opción de enviar centros de datos a lugares donde se pueda aprovechar mejor la energía.
El proyecto más curioso es el que tiene la Comisión Europea, cuyo objetivo final es trasladar centros de datos al espacio, lo cual está probando a través del estudio ASCENDEnlace externo, se abre en ventana nueva. (Advanced Space Cloud for European Net Zero Emission and Data Soberanía). El proyecto supone contaminar prácticamente lo mismo, pero fuera de nuestra atmósfera, lo cual nos evitaría problemas en el medio plazo.
-
Redes de acceso
Una red de acceso es un tipo de red que conecta nuestro sistema o terminal final al router más inmediato, habilitando una ruta para poder conectarnos desde ese terminal con cualquier otro terminal distante. Aquellas conexiones que ya no se hacen de forma física -por cable- tienen una mayor demanda energética que resolver, por lo que vuelven a depender del tipo de electricidad contratada para reducir su impacto.
Además, a nivel usuario, los ordenadores, teléfonos inteligentes y demás terminales conectados necesitan estar continuamente alimentados y refrigerados para su funcionamiento, tirando en este caso de la electricidad del mix energético local, que varía totalmente sus niveles de emisiones de una región a otra y de un tipo de tarifa y comercializador a otro.
VER INFOGRAFÍA: Consumo de Internet en un minuto en el mundo en 2022 [PDF]
Necesidad de una tecnología sostenible
Internet y “la nube” han revolucionado nuestras vidas: las aplicaciones que usamos a diario nos permiten chatear con nuestros amigos y familiares, calendarizar, coordinar y compartir mejor el trabajo con nuestros compañeros, escuchar nuestra música favorita y ver películas y series a demanda casi en cualquier lugar y momento. Este enorme abanico de posibilidades tiene un coste, y es que se necesita mucha energía para alimentar los enormes centros de datos que almacenan las fotos, los chats o la transmisión de video que usamos.
Desde 2010, organizaciones como Greenpeace han pedido a las principales empresas de internet que dejen de depender de combustibles fósiles como el carbón e impulsen el imparable crecimiento de nuestra vida digital con energías renovables. Empresas líderes en el sector IT como las GAFA (Google, Apple, Facebook y Amazon) llevan ya unos años apostando por la innovación y comprometiéndose con el objetivo de un 100 % de fuentes de energía renovables mediante la firma de contratos PPAs de energía renovable. Con Amazon, hemos alcanzado un acuerdo para que en 2025 pueda cumplir este objetivo.
Al margen de las infraestructuras digitales y sus cifras macro, los particulares pueden tomar también acciones para reducir su contaminación digital. Como usuarios, podemos asegurarnos de conocer el impacto medioambiental y el nivel de responsabilidad y transparencia de las compañías a las que compramos nuestros equipos. Es importante, también, comprar terminales con la potencia adecuada al uso que les vamos a dar, a fin de optimizar su consumo energético, además de automatizar buenas prácticas como apagar siempre los equipos cuando no se están utilizando.
Respecto al correo electrónico es importante plantear bien que se va a enviar y cuantos. Pero sobre todo, es muy importante borrar aquellos que ya no sean útiles o que ni siquiera vayan a ser leídos. El motivo de ello es que ocupan un espacio de almacenamiento que también supone un coste energético, por lo que su eliminación ayuda al ahorro de electricidad.
Como creadores de contenido, por otra parte, una de las mejores formas de reducir nuestra huella de carbono vuelve a ser asegurarnos de obtener nuestra electricidad de fuentes de energía sostenibles. Además, podemos optimizar el consumo energético de una web mediante un buen diseño y programación optimizados. Una página con código limpio y un diseño equilibrado no solo cargará más rápido que una web repleta de banners, pop-ups, fotos sin redimensionar y programas externos, sino que exigirá un consumo menor. El colectivo Website Carbon pone a disposición gratuita una interesante calculadora de carbono para poder hacer comparativas entre distintas direcciones web.
¿Qué es y para qué sirve el 'big data'?
El big data analiza datos para convertirlos en la información.
¿Qué es la Inteligencia Artificial?
¿Somos conscientes de los retos de la Inteligencia Artificial?
Historia de la inteligencia artificial
Nacimiento, aplicaciones y tendencias de futuro.