ODS 2: Hambre cero
Contribuimos a paliar la exclusión social mediante donaciones de productos de primera necesidad
Acción social Derechos humanos Integración ODS
Iberdrola fomenta la aportación de alimentos y bienes de primera necesidad por parte de sus empleados. En 2023 20.495 personas han participado en el voluntariado en actividades como apoyo a comedores sociales para alimentar a familias vulnerables. Dentro de nuestro compromiso para mitigar la crisis de la COVID-19, se han preparado 90.000 menús solidarios para personas sin recursos.
Objetivo 2: Hambre cero. Transcripción del vídeo [PDF]
Nuestra contribución al ODS 2: Hambre cero
Iberdrola tiene como objetivo la recaudación de aportaciones voluntarias por parte de sus empleados de productos de primera necesidad para contribuir a paliar la situación de exclusión social y de pobreza en que se encuentran muchas personas. En 2023, la compañía ha repartido 812.840 menús a familias vulnerables. Entre sus acciones y logros:
Para contribuir a paliar la crisis económica, la compañía ha puesto en marcha campañas de recogida y donación de alimentos en España, Reino Unido, Estados Unidos, Brasil y México, entre otros países. La Operación Kilo se ha adaptado a un nuevo formato en el que la donación de los empleados se ha transformado en productos de alimentación para familias en situación vulnerable.
Fomento de actividades de voluntariado para el reparto de alimentos a familias en situación de vulnerabilidad, comedores sociales, etc.
¿Qué es el Objetivo de Desarrollo Sostenible 2: Hambre cero?
El ODS 2 busca poner fin al hambre en el mundo. Se enfoca en asegurar el acceso de toda la población, en especial la más pobre y vulnerable —incluidos los lactantes—, a una alimentación nutritiva, sana y suficiente, poniendo fin a todas las formas de malnutrición.
¿Por qué es tan importante el ODS 2: Hambre cero?
La malnutrición y el hambre hacen que las personas sean menos productivas y sufran más enfermedades. Esto impide que sus ingresos aumenten y no puedan mejorar sus medios de vida.
Los sectores alimentario y agrícola resultan vitales para la eliminación del hambre y la pobreza. Gestionados de forma adecuada y responsable, pueden alimentar a todo el planeta, así como generar ingresos, favorecer el desarrollo de la población del campo y proteger el medio ambiente.
Según la Organización de las Naciones Unidas (ONU), un tercio de los alimentos que producimos a escala mundial se desperdician. Aproximadamente, unos 1.300 millones de toneladas de alimentos se tiran a la basura cada año. En el último informe de la FAO se estima que en 2022 entre 691 y 783 millones de personas pasaban hambre en el mundo.
La desnutrición crónica o retraso del crecimiento aumenta el riesgo de que los niños mueran por infecciones comunes; también se asocia a un desarrollo cognitivo deficiente. Actualmente, 148,1 millones de niños menores de cinco años están afectados por esta condición, siendo 28 países donde al menos un 30 % de la población infantil sigue con problemas de desnutrición que derivan en retraso del crecimiento.
La desnutrición ha disminuido en regiones como Asia central y meridional, pero sigue en aumento en Asia occidental y África septentrional además de África subsahariana, donde un 22,5 % sigue afectado por el hambre, porcentaje que ha aumentado en un 4 por ciento desde 2015.
Se estima que en 2050 seremos alrededor de 2 billones de personas más en el planeta y, sin embargo, habrá un 25 % menos de tierras cultivables. Por ello, se necesitan sistemas de producción alimentaria sostenibles y prácticas agrícolas resilientes que pongan fin al hambre y logren la seguridad alimentaria, la mejora de la nutrición y la promoción de la agricultura sostenible.
Erradicar el hambre y alcanzar la seguridad alimentaria se ha convertido en un gran desafío debido a los choques climáticos y la crisis de las langostas —enjambres de langostas han infestado 23 país, con África oriental en el epicentro—. Estos insectos están acabando con los cultivos y dañando granjas; además pueden llegar a comer cantidades ingentes de vegetales. La situación previa a la pandemia era mejor que la que tenemos actualmente, aunque en el último año nos hemos acercado a los niveles prepandémicos.
Si los pequeños productores de alimentos ya estaban en desventaja anteriormente, la pandemia les ha golpeado fuerte. Su papel es fundamental en la producción de alimentos a nivel global, pero los datos muestran que su productividad es sistemáticamente más baja, en promedio, que la de los productores a gran escala, siendo sus ingresos, en la mayoría de los países, menos de la mitad que los de los grandes productores.
Ante esta situación, el fin del hambre se ha convertido en el ODS 2 de los 17 Objetivos de Desarrollo Sostenible de la ONU, aprobados en septiembre de 2015 como parte la Agenda 2030.
Iberdrola con los Objetivos de Desarrollo Sostenible
Claves para entender el hambre en el mundo
- Impacto mundial +700 millones de personas padecen actualmente malnutrición.
- Repartición En el África Subsahariana, un 22,5% sufre de malnutrición. Los números también aumentan en Asia Occidental y África septentrional.
- Población 148,1 millones son niños menores de 5 años.
Los 10 países con un ratio de pobreza más grande son:
- Rep. Centro-Africana 60%
- Zambia 45%
- Zimbabue 44%
- Liberia 43%
- Madagascar 41%
- Ruanda 41%
- Uganda 38%
- Rep. U. de Tanzania 33%
- Sierra Lona 31%
- Etiopia 28%
Causas principales
Falta de sistemas de producción alimentaria y agrícola sostenibles, falta de ayudas al sector, desperdicio de alimentos y alta vulnerabilidad de determinadas poblaciones a desastres naturales y conflictos bélicos.
¿Tiene solución?
Aunque la cifra actual de desnutridos es inferior a los 900 millones de registrados en el año 2000, debemos esforzarnos por mejorar los sistemas de producción y cultivo, así como el acceso a los recursos por parte de las mujeres agricultoras.
Fuente: FAD (2022) y Organización de las Naciones Unidas (2022).
Metas del ODS 2: Hambre cero
Las metas concretas fijadas para el año 2030 son:
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Poner fin al hambre y asegurar el igual acceso a todas las personas a una alimentación sana, nutritiva y suficiente.
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Acabar con todas las formas de malnutrición, que abarca desde la desnutrición crónica hasta el sobrepeso y la obesidad.
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Asegurar la sostenibilidad de los sistemas de producción de alimentos y aplicar prácticas agrícolas que aumenten la productividad y mejoren el mantenimiento de los ecosistemas.
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Duplicar la productividad agrícola y los ingresos de los productores de alimentos a pequeña escala mediante un acceso seguro y equitativo a las tierras.