Tipos de liderazgo empresarial
Liderazgo empresarial: ¿cuáles son los principales estilos?
Productividad laboral Competencias profesionales Liderazgo
Entre las principales labores de un líder empresarial se encuentra conseguir que su equipo crea en el proyecto, mantenerle motivado y sacar lo mejor de cada uno en pos de los objetivos corporativos. El problema es que no hay una fórmula mágica y, por consiguiente, contamos con un amplio abanico de estilos de liderazgo.
La pregunta adecuada no es por qué toda organización necesita estar bajo la batuta de un líder, sino qué estilo de liderazgo necesita de acuerdo con sus circunstancias. En el caso de una empresa, esto dependerá de diferentes factores: su posición en el mercado, su organización interna, su modelo de negocio, sus objetivos corporativos y las tendencias del entorno en el que opera. Sea como sea, el estilo de liderazgo elegido será la clave que conduzca a una organización al éxito o al fracaso.
Estilos de liderazgo empresarial
En la actualidad, según la consultora Mind Tools estos son los principales estilos de liderazgo empresarial:
Liderazgo 'Laissez Faire'
Se basa en el principio de que los trabajadores tienen las competencias y experiencia necesarias para desempeñar su labor y de que, por tanto, cualquier intervención de la dirección es perjudicial. Un líder laissez faire hace que su equipo se sienta menos constreñido y más valorado.
Liderazgo Democrático
El líder democrático promueve la participación de todo el equipo —consulta a sus trabajadores y tiene en cuenta sus opiniones a la hora de tomar decisiones—. Por tanto, fomenta el diálogo y hace que los trabajadores se sientan parte de la empresa mejorando su compromiso con esta.
Liderazgo Transaccional
Se basa en un sistema de recompensas. El líder premia a los trabajadores por su desempeño y esa transacción es la que los incentiva a cumplir sus objetivos. La principal función de este líder es crear estructuras para que cada miembro del equipo pueda trabajar en la consecución de sus metas.
Liderazgo Transformacional
Impulsa la innovación. Estos líderes poseen grandes dotes de comunicación y fomentan la participación creativa inspirando al equipo. Además, no temen afrontar riesgos. Así es como provocan transformaciones en la empresa y en los trabajadores para adaptarse a los nuevos tiempos.
Liderazgo Situacional
Es flexible, es decir, se adapta a las circunstancias. El líder conoce la madurez de sus trabajadores y las necesidades de su empresa y, en función de esto, aplica el estilo de liderazgo más apropiado, cambiándolo cuando la situación lo requiere o dirigiendo a cada empleado con un estilo diferente.
Información relacionada
Pódcast con Ignacio Galán
Ignacio Galán, presidente de Iberdrola, habla con Pablo Isla, presidente del Consejo Asesor Internacional de IE University sobre liderazgo empresarial de éxito, los valores empresariales y la importancia de la gestión del talento.
El liderazgo en la era digital
Nuestro presente está marcado por la digitalización y en este contexto las organizaciones necesitan líderes VUCA. En la segunda mitad del siglo XX, el ejercito estadounidense acuñó este acrónimo (Volatilidad, Incertidumbre, Complejidad, Ambigüedad) para reflejar un escenario caracterizado por la inestabilidad. Y ese es el escenario, un entorno complejo marcado por una oleada de cambios surgidos de la revolución digital y la irrupción de los millennials, en el que hoy se mueven las empresas. Este estilo de liderazgo, propio de la era digital, se caracteriza por:
Una gran flexibilidad para adaptarse a la volatilidad.
Una formación constante para atajar la incertidumbre.
Agilidad para responder a los cambios y no dar cabida a la ambigüedad.
Capacidad de comunicar con claridad y sencillez para combatir la complejidad.
Un liderazgo colaborativo, que confía en el equipo y le otorga libertad.
Capacidad para entender la revolución digital y los cambios que genera.
Gestión emocional para dirigir el mindset de la generación millennial.
El lider a lo largo de la historia
La figura del líder en la historia ha evolucionado desde los líderes que basaban su poder en la fuerza hasta las formas más racionales de liderazgo actuales, como el mencionado VUCA. El liderazgo, por tanto, ha ido adaptándose a las necesidades de la época. En las más inestables, como la primera mitad del siglo XX, los líderes que imponían su voluntad gracias a su carácter y a su facilidad para tomar decisiones difíciles eran los más valorados, mientras que en épocas estables son vistos como autoritarios y carentes de empatía.
Ahora, la figura del líder es la de un gestor que ocupa su puesto gracias a su carisma o experiencia, que promueve una comunicación horizontal, que tiene en cuenta la opinión de su equipo y se preocupa por su bienestar y que, al tiempo, trata de minimizar el impacto de sus decisiones sobre el planeta. Se trata de un estilo de liderazgo propio de las democracias y que, en el mundo empresarial, ha dado lugar a códigos de buen gobierno destinados a hacer que las compañías sean gestionadas de una manera más justa, transparente y eficaz, así como a mejorar el control interno y la Responsabilidad Social Corporativa (RSC).
¿El líder nace o se hace? Líder carismático Vs. Líder burocrático
Al líder nato se le conoce hoy como líder carismático. Como su nombre indica, es alguien que lleva la batuta gracias a una cualidad que no puede aprenderse en los manuales. Atrae por su personalidad y su equipo lo percibe como alguien especial, buscando su constante aprobación. Los líderes carismáticos crean un ambiente positivo y consiguen que su equipo se vuelque en los proyectos. Son buenos comunicadores y ello, en ocasiones, puede llegar a disimular su falta de capacitación para desempeñar la labor.
En la otra cara de la moneda está el líder burocrático, aquel que se ciñe a las normas estrictas surgidas de la política corporativa. Su carisma o falta de él no le preocupa porque dirige a su equipo en base a unas reglas que deben seguirse a rajatabla para alcanzar unos objetivos. Su religión es la eficiencia y suele garantizar un trabajo de calidad. En el lado negativo, este tipo de líderes no se adaptan bien a los cambios y crean un ambiente de trabajo rígido con poco espacio para la comunicación y la creatividad.