#naturaleza
El respeto por el medio ambiente, la fauna y la flora o la naturaleza son esenciales en la lucha contra el cambio climático. El grupo Iberdrola fomenta la biodiversidad de los ecosistemas promoviendo el desarrollo del patrimonio natural. Además, impulsa una cultura de sensibilización social sobre las acciones que contribuyen a su conservación.
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Tan solo en 2022, los desastres climáticos provocaron casi 32 millones de desplazamientos internos en todo el mundo, según un informe del Centro Internacional de Monitoreo del Desplazamiento. La cifra muestra una tendencia muy preocupante, ya que representa un aumento de cerca de 43 % con respecto a los niveles del año anterior.
No figuran en los mapas, pero en nuestros océanos existen cinco islas de plástico flotante que amenazan con erradicar buena parte de la vida marina y contribuyen al cambio climático. Algunas de estas manchas de basura —como la del Pacífico Norte— tienen un tamaño equivalente a Francia, España y Alemania juntas.
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Ayudan a combatir la contaminación, favorecen la biodiversidad en el núcleo de las grandes ciudades y facilitan el control de la temperatura y la humedad. Las zonas verdes en el seno de las metrópolis son, además, un importante elemento de cohesión social. El concepto del parque urbano como espacio abierto para disfrute de los ciudadanos surgió en el siglo XIX, pero su importancia es tal que marca la configuración de las urbes en todo el mundo.
Durante la celebración de la COP27, se ha buscado definir que países son más vulnerables frente al cambio climático. Chad, Somalia y Siria son los que tienen mayor riesgo potencial por las consecuencias de este problema medioambiental
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Sin los bosques no tendríamos ni aire puro, ni agua potable ni muchos de los alimentos que necesitamos para vivir. Estamos, por tanto, en deuda con ellos. Sin embargo, la deforestación avanza poniendo en peligro unos ecosistemas de los que depende la riqueza natural del planeta y su capacidad para enfrentarse al cambio climático.
Nos enfrentamos a una crisis hídrica real que solo se puede combatir a través del consumo sostenible, el fomento de las energías limpias, la optimización de los procesos productivos y el uso de agua reciclada.