Supermercados sin plástico, la opción más sostenible

Supermercados sin plástico para salvar el planeta

Sociedad Alimentación Plástico

Los expertos calculan que más de ocho toneladas de plástico no biodegradable van a parar a mares y océanos cada año. En la lucha contra este enemigo es vital que las grandes superficies comerciales tomen medidas, pero pequeños supermercados libres de plástico como unPacked en Madrid o YES FUTURE en Barcelona son pioneros en una batalla que se libra con armas como la compra a granel, la reutilización de envases o el uso de bolsas de tela.

España es el segundo país, solo por detrás de Turquía, que más plásticos vierte al Mediterráneo. La estadística manda, ya que un español utiliza una media de 144 bolsas de plástico al año, es decir, unos 6.800 millones en total. La problemática es clara: la vida útil de esas bolsas es muy corta —apenas las utilizamos unos 15 minutos—, pero tardan incluso cientos de años en biodegradarse en función de su composición.

Y los datos no son alentadores: según la WWF, España consume casi 5 millones de toneladas de plástico al año, de las que solo se recicla el 28%. La lucha contra la contaminación por plástico es la gran guerra medioambiental de nuestra era, y gobiernos e instituciones han tomado nota. La Unión Europea ha prohibido la utilización de plásticos de un solo uso, como platos, cubiertos o pajitas, a partir de 2021, y cada vez son más las iniciativas a nivel gubernamental en esa línea.

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Consumo de plástico en España.


Sin embargo, la batalla contra el plástico se libra también a pie de calle. Iniciativas populares como Cero Residuos o Desnuda la Fruta demandan a las grandes superficies una reducción significativa del uso de bolsas y envases plásticos o bandejas de poliestireno. Cada vez son más los ciudadanos concienciados, pero también los emprendedores: de un tiempo a esta parte proliferan los supermercados libres de plásticos.

La base sobre la que se asienta esta tendencia es aparentemente sencilla: reciclar es bueno, pero no generar residuos es aún mejor. Para ello, desterrar el plástico es clave, tanto en la presentación de los productos como en los envases que se ofrecen, desde las bolsas de tela a opciones de celulosa reciclada y reciclable. La compra a granel, tan habitual antes de la aparición de los hipermercados, ha vuelto para quedarse.

Una cesta de la compra sostenible

YES FUTURE, en Barcelona, abrió sus puertas en septiembre de 2017 con el reto de cuidar el carácter ecológico y sostenible de su oferta, pero también de su continente, de manera que sus clientes pueden llevar sus propios recipientes y envases, reutilizarlos y evitar así generar residuos innecesarios. A diferencia de otros establecimientos de este tipo, en los que predominan los productos a granel en seco como legumbres, arroces o especias, en YES FUTURE es posible “hacer una compra lo más completa posible, incluyendo bebidas, condimentos líquidos, productos de higiene personal y limpieza del hogar o utensilios sostenibles como estropajos o cepillos de dientes”, destaca su fundadora, Olga Rodríguez.

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Una cesta de la compra sostenible más allá de la alimentación.

 VER INFOGRAFÍA: Una cesta de la compra sostenible más allá de la alimentación [PDF] Enlace externo, se abre en ventana nueva.

La concienciación en esta lucha contra el plástico es cada vez mayor, y el cambio es notable en poco tiempo. Así lo corroboran tanto Olga Rodríguez como su socio Alejandro Martínez. “Es una fuerza que va creciendo. Proveedores con los que hace dos años no trabajábamos han cambiado sus formas de envasar, que ahora son respetuosas con el medio ambiente”, afirman. Esto ha permitido a establecimientos como YES FUTURE tener una oferta cada vez más amplia, acorde con una demanda por parte de sus clientes que tampoco deja de aumentar.

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Olga Rodríguez y Alejandro Martínez, el alma y el corazón de YES FUTURE.

"El cliente joven está indudablemente más concienciado, pero cada vez más gente de todas las edades acude a nosotros en búsqueda de consejos para reducir el uso de plásticos y a hacer una compra sostenible", explica María Arias, fundadora de unPacked, el primer supermercado cero residuos de Madrid. Vinos, aceites, miel, cafés tostados e incluso un molino de harina son parte de la oferta de unPacked. Desde su apertura en septiembre de 2018, afirma María Arias, es patente "un cambio en la forma de pensar de la sociedad en cuanto a reutilización de envases y una apuesta por evitar generar residuos. El papel de los medios de comunicación es vital a la hora de hacer llegar a la sociedad iniciativas como la Semana sin Plástico".

YES FUTURE o unPacked son pioneros, pero ni son los únicos ni están solos. En Madrid, A Salto de Mata en el castizo barrio de Lavapiés ofrece productos frescos y de temporada desnudos, sin plásticos, al igual que lo hace Granel Madrid en la calle Embajadores. Casa Ruiz cuenta con cuatro establecimientos en la capital, y Pepita y Grano ha hecho llegar su filosofía sostenible libre de plásticos también a Valencia, San Sebastián, Ponferrada y Florencia (Italia). Cántaro Blanco, en Malasaña, es la única lechería que huye también del plástico y ofrece leche fresca en botellas de cristal que el cliente puede llevar de casa o comprar allí y reutilizar, además de yogures, panes y mermeladas.

En Barcelona, la tradición de las granerías ha dado paso a una reconversión en tiendas de productos ecológicos que abanderan la vuelta a la venta a granel, la reutilización de envases y el uso de materiales alternativos. Grans de la Terra o Casa Perris, fundada en 1940, son solo algunos ejemplos. Para María Arias, existe también un componente romántico: "Hay quien viene a comprar a granel porque le resulta bonito, por decirlo de alguna manera, y después descubre los beneficios para el medio ambiente. El cambio de mentalidad de los proveedores es más complicado, pero en el momento en que se implican, reutilizando las garrafas en el caso de los vinos o los aceites, por ejemplo, surgen iniciativas muy positivas".

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María Arias, artífice de unPacked, el primer supermercado sin plásticos de Madrid.

La lucha contra el plástico en grandes superficies, una demanda social

"La sociedad va creciendo y está cada vez más concienciada, sí”, afirma Olga Rodríguez. “Si antes nuestros clientes venían con cierta timidez a rellenar sus envases, ahora este tipo de iniciativas como Cero Residuos o Desnuda la Fruta van impactando también en grandes cadenas de supermercados que tienen que reaccionar ante las peticiones de sus consumidores", explica.

Más de 320.000 personas han firmado una petición de Greenpeace España para que las grandes superficies —como los hipermercados— reduzcan el uso de plásticos en el envasado. La organización ha publicado además un Ranking de Supermercados contra el Plástico, cuyos resultados, si bien dejan claro que esta lucha no ha hecho más que empezar, sí muestran que las grandes cadenas de hipermercados son conscientes, cada vez más, de la necesidad de implementar medidas y aportar su granito de arena en la lucha contra el plástico.

De los examinados, solo aprueban Eroski, Aldi y Mercadona, con medidas que si bien pueden parecer puntuales conllevarán una notable reducción del uso de plásticos a medio y largo plazo. Eroski se ha comprometido a aumentar la venta a granel al menos en un 5% en algunas tiendas durante 2019, llegando a tener hasta el 64% de fruta y verdura a granel. Aldi ha actuado ya contra algunos plásticos de un solo uso: platos, cubiertos y pajitas no se venden en sus centros. Mercadona, por su parte, es pionero en algunas áreas. Ha eliminado los microplásticos de todos sus productos de cosmética, y artículos de limpieza de su sección ECO, como los recogedores, se fabrican exclusivamente con plástico reciclado de la agricultura.

Modelo de economía circular en el Grupo Iberdrola 

En Iberdrola trabajamos para ser más respetuosos con la naturaleza en nuestras tres áreas estratégicas de sostenibilidad: acción climática, protección de la biodiversidad y economía circular.

Por ello, nuestro modelo de negocio sostenible se basa en el modelo de economía circular, un sistema de aprovechamiento de los recursos en el que prima la reducción del uso de nuevas materias primas a través de la eficiencia en procesos, las extensiones de vida de los productos y la apuesta decidida por la reutilización y reciclado de materiales.