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Iberdrola busca la seguridad y la salud de los empleados, con el objetivo de llegar a los cero accidentes y hacer lugares de trabajo cada vez más saludables. Para ello, disponemos de un plan estratégico en Seguridad y Salud Laboral.
Objetivo 3: Salud y bienestar. Transcripción del vídeo [PDF] Enlace externo, se abre en ventana nueva.
El Plan estratégico de Seguridad y Salud de Iberdrola tiene entre sus objetivos reducir los índices de accidentalidad en los negocios a nivel global para lograr los cero accidentes así como hacer del lugar de trabajo un sitio más saludable, al tiempo que se potencia la cultura de excelencia.
Además, Iberdrola se preocupa por aquellos más desfavorecidos y por ello fomentamos la participación en campañas de recogida de alimentos de primera necesidad entre nuestros empleados. En 2023 se prepararon y distribuyeron más de 810.000 menús entre familias vulnerables, a través de actividades de voluntariado.
El ODS 3 busca garantizar una vida sana y promover el bienestar para todos en todas las edades, y asegurar así el desarrollo sostenible. Entre sus metas está la reducción de la tasa mundial de mortalidad materna y poner fin a las muertes evitables de los recién nacidos y menores de cinco años. Se persigue el fin de las epidemias y enfermedades transmisibles y no transmisibles mediante prevención y tratamiento.
Garantizar una vida sana y promover el bienestar de todos los habitantes del mundo es esencial para que existan sociedades prósperas. El acceso a la salud y bienestar es un derecho humano. Sin embargo, las desigualdades en el acceso a la asistencia sanitaria persisten y cada año mueren millones de personas por no recibir los cuidados necesarios.
Según el Informe sobre mortalidad infantil de la ONU, 5 millones de niños fallecieron antes de cumplir los 5 años. Esto implica que de cada 1.000 nacimientos, 38 acaban en fallecimiento, siendo el lugar más peligroso para nacer el África subsahariano, con 74 muertos de 1.000 nacimientos. El mayor problema actualmente se divide entre esta zona y el sur asiático, con más de un 80 % de los fallecidos del mundo.
En el caso de la tasa mundial de mortalidad neonatal, disminuyó de 31 muertes por cada 1.000 nacidos vivos en el año 2000 a 18 muertes en 2021. África subsahariana es la región con la tasa más elevada: uno de cada 13 niños murió antes de cumplir los cinco años.
Durante las últimas décadas se han logrado enormes avances también en la reducción de la mortalidad infantil. La tasa mundial de mortalidad de menores de cinco años se redujo de 76 muertes por cada 1.000 nacidos vivos en 2000 a 42 en 2015, y a 39 en 2018. En el caso de la tasa mundial de mortalidad neonatal, disminuyó de 31 muertes por cada 1.000 nacidos vivos en 2000 a 18 muertes en 2018. A pesar de esto, unos 5,3 millones de niños fallecieron antes de cumplir los cinco años solo en 2018. África subsahariana es la región con la tasa más elevada: uno de cada 13 niños murió antes de cumplir los cinco años —en 2018—.
Se estima que la pandemia de la COVID-19 generará cientos de miles de muertes adicionales de menores de cinco años en 2020, así como decenas de muertes maternas agregadas. El aumento de muertes, en realidad, podría ser devastador: 118 países con renta baja y media podrían pasar de un aumento del 9,8 % al 44,8 % en menores de edad.
Para disminuir el número de fallecimientos prematuros se necesitan avances en el acceso al agua limpia y al saneamiento (ODS 6), que contribuyan a reducir enfermedades letales e infecciosas, como la malaria y la tuberculosis, y disminuyan la propagación del VIH. Una atención médica de calidad y asequible, una mejora en la nutrición y una mayor disponibilidad de las vacunas también serán fundamentales para frenar la mortalidad, tanto infantil como materna.
Ante esta situación, reducir la tasa de mortalidad infantil y materna y acabar con las epidemias se ha convertido en el ODS 3 de los 17 Objetivos de Desarrollo Sostenible de la ONU, aprobados en septiembre de 2015 durante la Cumbre del Desarrollo Sostenible, un encuentro en el que más de 150 jefes de Estado y de Gobierno aprobaron la conocida como Agenda 2030.
murieron en 2018.
como consecuencia de un nacimiento prematuro, bajo peso, infecciones, asfixia o traumatismos derivados del parto
Se encuentran en África, donde por cada 1.000 niños menores de cinco años que nacen vivos perecen —en miles—:
150
120
90
60
30
0
Las metas concretas fijadas para el año 2030 son:
Reducir la tasa mundial de mortalidad materna a menos de 70 fallecidos por cada 100.000 nacidos vivos.
Lograr que todos los países disminuyan la mortalidad neonatal, al menos, hasta 12 por cada 1.000 nacidos vivos y la mortalidad de niños menores de cinco años a un mínimo de 25 por cada 1.000 nacidos vivos.
Garantizar el acceso universal a los servicios de salud sexual y reproductiva, incluidos los de planificación de la familia, información y educación.
Mermar el número de muertes y enfermedades producidas por productos químicos peligrosos y la contaminación del aire, el agua y el suelo.