Basura espacial

Basura espacial: ¿ha llegado el momento de empezar a cuidar el cosmos?

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Desde el comienzo de la era espacial en 1957 se han lanzado toneladas de cohetes, naves y satélites al espacio y, al menos inicialmente, nadie previó qué hacer con ellos al final de su vida útil. La Agencia Espacial Europea (ESA) estima que existen unos 900.000 objetos de más de un centímetro sin utilidad orbitando alrededor de la Tierra. Este hecho, según la ONU, pone en peligro futuras misiones e, incluso, las comunicaciones terrestres.

Basura espacial
La basura espacial, cada vez más numerosa, pone en peligro las misiones y urge minimizarla.

Desde que el ser humano comenzó a explorar el espacio, también empezó a ensuciarlo. En la órbita de nuestro planeta hay centenares de satélites inactivos y miles de fragmentos de los cohetes que se han lanzado en nuestra corta pero frenética carrera espacial, así como restos de colisiones. Esta situación es un peligro real en la actualidad, tanto para las telecomunicaciones terrestres como para las misiones en marcha.

Qué es la basura espacial

La basura espacial engloba cualquier pieza o resto dejado por el ser humano en el espacio y cuyo origen, por tanto, se encuentra en la Tierra. Estos desechos espaciales pueden ser tan grandes como un satélite inactivo, similar al tamaño de un automóvil, o tan pequeño como una escama de pintura. El verdadero peligro es la velocidad a la que se mueven estos objetos, más de 28.000 kilómetros por hora, y que los convierte en auténticos proyectiles.

En 1957, tras el inicio de la carrera espacial, el Mando de Defensa Aeroespacial de Norteamérica (NORAD) comenzó a recopilar una base de datos con todos los desechos. El primero fue el satélite Sputnik lanzado por la Unión Soviética ese mismo año. En la actualidad, según la Agencia Espacial Europea (ESA), hay alrededor de 900.000 objetos con un tamaño de entre 1 y 10 cm, y unos 34.000 más grandes de 10 cm. Muchos de ellos pueden observarse en este mapa interactivo Enlace externo, se abre en ventana nueva..

La Oficina de Naciones Unidas para Asuntos del Espacio Exterior (UNOOSA) lleva tiempo alertando del grave problema que los desechos espaciales Enlace externo, se abre en ventana nueva. ocasionan y de la necesidad de su prevención, hasta el punto de que en 2007 la Asamblea General de la ONU aprobó un conjunto de directrices para su mitigación. Por su parte, la ESA dispone de un programa de información Enlace externo, se abre en ventana nueva. sobre los riesgos de la basura espacial.

Tipos de basura espacial

De acuerdo con la ESA, los desechos espaciales incluyen:

  • Carga útil: se refiere, principalmente, a satélites. Incluye los fragmentos como resultado del deterioro o de colisiones.
  • Cohetes: restos de las etapas empleadas para poner misiones en órbita. También incluye los fragmentos como resultado del deterioro o de colisiones.
  • Objetos relacionados con las misiones: por ejemplo, herramientas perdidas, como tornillos, cables, cámaras, etc.

Por su tamaño, los desechos espaciales se clasifican de este modo:

  • Menos de 1 cm: se estima que hay más de 128 millones de estos fragmentos y en su mayoría son indetectables.
  • Entre 1 y 10 cm: se calcula que hay unos 900.000 en órbita y su tamaño puede ir desde el de una canica al de una pelota de tenis.
  • Más de 10 cm: estos objetos incluyen desde herramientas perdidas en misiones hasta satélites fuera de servicio.
Basura espacial
La basura espacial en cifras.

  VER INFOGRAFÍA: La basura espacial en cifras [PDF] Enlace externo, se abre en ventana nueva.

Causas de la basura espacial

¿Cómo se produce la basura espacial? Hay varios orígenes:

 Satélites muertos

Los satélites tienen una vida útil limitada y, cuando se agotan sus baterías o se averían, quedan flotando en el espacio. Al principio de la carrera espacial se asumía que tarde o temprano la órbita de estos objetos abandonados decaería y se destruirían en la reentrada. Sin embargo, especialmente en órbitas altas, esto puede no ocurrir nunca.

 Equipamiento perdido

Los astronautas pueden perder herramientas u otros objetos durante sus paseos espaciales. En 2008, por ejemplo, a la astronauta Heidemarie Stefanyshyn-Piper se le escapó de las manos una caja de herramientas, la cual se desintegró al entrar en la atmósfera casi un año después y tras dar más de 4.000 vueltas a la Tierra.

 Etapas de cohetes

Algunas etapas de los cohetes se quedan en órbitas bajas y vuelven a caer poco después del despegue, pero las más altas quedan flotando en el espacio y pueden, incluso, explotar por los restos de combustible que contienen creando miles de fragmentos más.

 Armamento

Tanto Estados Unidos como la Unión Soviética comenzaron a realizar pruebas con armas antisatélites en los años 60 y 70. En 1985, por ejemplo, un satélite de una tonelada (Solwind) fue destruido por Estados Unidos con una de estas armas. Otros episodios similares tuvieron lugar en los años siguientes por parte de otros países, como China o la India.

Consecuencias de la basura espacial

Según la ESA, desde 1961 se han producido más de 560 eventos de fragmentación, la mayor parte de ellos a causa de explosiones por el combustible presente en las etapas de los cohetes. Por colisiones directas solo se han producido siete, siendo la mayor de ellas aquella que acabó con la destrucción del satélite ruso inoperativo Kosmos 2251 y del satélite en servicio Iridium 33.

Sin embargo, los mayores riesgos vienen de los fragmentos más pequeños. Los micrometeoritos, como escamas de pintura o gotas de anticongelante solidificado, pueden dañar las placas solares de los satélites activos. Otro de los mayores riesgos son los restos de combustible sólido, que flotan en el espacio y son altamente inflamables, pudiendo causar daños y dispersar contaminantes en la atmósfera en caso de explosión.

Algunos satélites rusos contienen pilas nucleares con material radiactivo que podrían ser altamente contaminantes si volvieran a la Tierra. En cualquier caso, la mayor parte de la basura espacial que entra en la atmósfera se destruye por el calor de la reentrada. En raras ocasiones, los fragmentos de mayor tamaño han alcanzado la superficie y causado daños de consideración.

Soluciones a la basura espacial

El mayor reto es no producir más basura espacial, especialmente tras el lanzamiento de enjambres de pequeños satélites en órbitas bajas con el objetivo de proporcionar acceso a Internet de alta velocidad desde cualquier punto del planeta. Respecto a la basura espacial ya en órbita, numerosos satélites y la Estación Espacial Internacional utilizan los escudos Whipple, una capa exterior que protege las paredes de la nave de posibles impactos. Otras iniciativas para solucionar este problema serían las siguientes:

  • Cambios en la órbita: muchos satélites modernos se lanzan en órbitas elípticas con perigeos dentro de la atmósfera terrestre, lo que facilita que se destruyan con el tiempo.
  • Autodestrucción: consiste en programar el satélite para que salga de la órbita al final de su vida útil y se destruya al entrar en contacto con la atmósfera.
  • Pasivación: se basa en eliminar las fuentes de energía del satélite, así, aunque su cuerpo permanezca en órbita, hay menos riesgo de explosiones. Lo mismo se aplica a las etapas de los cohetes.
  • Reutilización: son aquellos cohetes que regresan intactos a la superficie, como los empleados por Space X, la compañía aeroespacial de Elon Musk.
  • Láser: consiste en frenar los fragmentos vaporizando su superficie con un láser de alta potencia, lo que hace que frenen y decaigan.