Bancos de semillas
Bancos de semillas, qué son y su papel para salvar la biodiversidad y nuestra alimentación
Dos de cada cinco plantas están amenazadas o en peligro de extinción. La biodiversidad sufre y muchos alimentos pueden desaparecer de nuestro menú del futuro. Una de las estrategias que ha ganado mayor relevancia en los últimos años son los bancos de semillas que, además de almacenar simientes de diferentes especies por si llegan momentos peores, sirven para desarrollar variedades más resistentes. Los investigadores indagan sobre especies que se adapten mejor a los cambios climáticos.
La Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO) estima que entre los años 1900 y 2000 se perdió el 75% de la diversidad de los cultivos. Además, dos de cada cinco plantas en el mundo se encuentran ahora en peligro de extinción debido al cambio climático, la pérdida de biodiversidad y la demanda farmacéutica, según el estudio World’s Plants and Fungi 2020 elaborado por la organización británica Kew Royal Botanical Gardens. Recolectar, proteger y compartir una amplia variedad de semillas es fundamental para garantizar nuestra seguridad alimentaria y la de las próximas generaciones.
Ante esta necesidad surgen diferentes propuestas. Una de ellas es la reforestación con drones y semillas inteligentes, como es el caso de la propuesta de ‘Bosque busca pueblo’ puesta en marcha por Iberdrola a través del reto ‘Innovación y sostenibilidad en zonas rurales’, en colaboración con Start-up Olé y con el apoyo de la Comisión Europea. Otra de las grandes apuestas, que han cobrado especial relevancia en los últimos años , son los bancos de semillas, pensados específicamente para preservar la biodiversidad vegetal.
¿Qué son los bancos de semillas y cómo funcionan?
Un banco de semillas o banco de germoplasma es un lugar en el que se mantienen las condiciones adecuadas para conservar ejemplares de simientes de distintas especies vegetales (silvestres o cultivadas). El objetivo es claro: garantizar la preservación del mayor número posible de plantas para la posteridad.
Los ejemplares de semillas se conservan en unas condiciones de humedad estable, baja temperatura constante y sin apenas luz o en la oscuridad. “La mayoría de plantas del mundo producen semillas que pueden mantener su viabilidad después de ser secadas y congeladas”, reza un documento de la red europea ENSCONET (European Native Seed Conservation Network). “Después de la recolección y de una correcta clasificación, se limpian y se deshidratan las semillas hasta el 5% de humedad”, se manifiesta en dicho documento. Por lo general, se guardan y sellan en recipientes o en paquetes de papel de aluminio de varias capas, que a su vez se almacenan en cajas y se distribuyen en estantes dentro del banco. Los recipientes se identifican con etiquetas que detallan la variedad, el lugar donde fueron recolectadas las muestras y sus características. Los bajos niveles de temperatura y humedad aseguran una baja actividad metabólica, lo que permite mantener las semillas durante largos períodos de tiempo.
Bancos de semillas en el mundo
Existen unos 1.500 bancos de semillas en todo el planeta, entre los que destaca el Svalbard Global Seed Vault, ubicado en la remota isla noruega de Spitsbergen, en el archipiélago de Svalbard, a unos 1.300 kilómetros al norte del Círculo Polar Ártico. Está considerado uno de los mejores bancos de semillas y es el centro de germoplasma más grande del mundo. También conocido como la ‘bóveda del fin del mundo’, este edificio propio de un universo distópico fue inaugurado en 2008 en mitad del hielo y funciona como un enorme almacén en el que se guardan más de un millón de muestras de semillas de todo el mundo.
VER INFOGRAFÍA: Svalbard: el banco de semillas más grande del mundo [PDF]
La perspectiva exterior del centro solo deja ver la entrada: un bloque rectangular de hormigón clavado en la nieve que más bien se asemeja a un portal hacia otro mundo propio de las películas de ciencia ficción. El edificio, excavado en la montaña, tiene una profundidad de 130 metros bajo tierra y fue construido a prueba de terremotos, tsunamis y otras catástrofes naturales.
El principal motivo para ubicar aquí este gran banco de semillas es que la montaña donde permanece enclavado contiene una espesa capa de permafrost, lo que garantiza una temperatura estable de entre -3 y -4 ºC. El área de almacenamiento de semillas tiene un sistema de enfriamiento adicional que permite mantener la temperatura a -18 ºC y de manera constante. Si se produjera un fallo eléctrico, el permafrost conservaría las variedades almacenadas. Y en caso de conflicto, existe un tratado internacional que califica y mantiene este territorio como zona desmilitarizada.
La seguridad y la previsión son máximas. Sin embargo, el cambio climático que está provocando que desaparezca el permafrost en todo el mundo también pone en peligro la función del banco de semillas más grande del mundo. El estudio científico Climate in Svalbard 2100, publicado en 2019 por el Instituto Meterológico de Noruega, estima que entre 1971 y 2017 la temperatura media de este archipiélago ha aumentado casi 5 ºC. En el horizonte de análisis de 2100 marcado en este informe, la previsión es que, si la tendencia actual se mantiene, Svalbard tenga temperaturas medias de hasta 10 grados por encima de lo que era habitual a mediados del siglo XX.
Pero el banco de Svalbard es solo uno de los más importantes. Otros almacenes de referencia en el mundo son el Banco de Semillas del Milenio (Millenium Seed Bank), al sur de Londres en Reino Unido, o el Banco de plantas australiano del Jardín Botánico australiano.
Ventajas y desventajas de los bancos de semillas
Los bancos de semillas presentan un principal inconveniente y es que no son una opción viable para todas las plantas del mundo. De hecho, un estudio publicado en 2018 en la revista Nature Plants revelaba que un 36% de las especies vegetales en peligro de extinción no pueden almacenarse en bancos de semillas. Hay algunas plantas, denominadas recalcitrantes, que no soportan cierto grado de desecación y no se pueden conservar con facilidad. Un ejemplo de este tipo de vegetación son las castañas y las bellotas.
No obstante, los bancos de germoplasma plantean muchas ventajas de cara al futuro:
- Permitirán conservar la diversidad de las especies de plantas, sobre todo de las cultivadas por el ser humano.
- Ayudarán a reponer las semillas necesarias si éstas se pierden en los cultivos debido a desastres naturales o provocados, como la contaminación.
- Ofrecerán suficiente variedad genética para poder desarrollar otras variedades, por ejemplo, para crear cultivos resistentes a plagas, tolerantes a la sequía o para alimentar a una creciente población mundial.
- Protegerán especies raras y valiosas que no suelen encontrarse en cualquier espacio de la naturaleza. Los bancos de semillas permitirán preservar el material genético y posteriormente reintroducirlas a gran escala en el medio ambiente.
- Se convertirán en un seguro para el futuro de la agricultura y de nuestra alimentación.