SUPERBACTERIAS
Superbacterias, qué son y por qué pueden ser la nueva pandemia
Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), en el año 2050 se producirán más muertes relacionadas con las superbacterias que por el cáncer y estas serán la principal causa de muerte en el planeta. Y, cuando se publicó este estudio , la institución no había tenido en cuenta el acelerón que iba a provocar el consumo excesivo e incorrecto de antibióticos provocado por la pandemia de covid.
¿QUÉ SON LAS SUPERBACTERIAS Y CÓMO RESISTEN A LOS ANTIBIÓTICOS?
Las superbacterias son cepas de bacterias que se han vuelto resistentes a los antibióticos conocidos, incluidos en muchas ocasiones los más modernos. Las bacterias, como cualquier otro organismo, intenta sobrevivir ante las agresiones externas y cuentan con una ventaja añadida debido a que tienen una alta facilidad para mutar así como para reproducirse; en las condiciones adecuadas pueden aparecer cientos de millones en unas pocas horas. Esto permite que sus mutaciones en el ADN sean relativamente rápidas y, en el caso en el que estas modificaciones demuestren su utilidad y pervivan, esta mutación puede ir perfeccionándose cada vez más.
VER INFOGRAFÍA: ¿Cómo funcionan los antibióticos y cómo pueden hacerse resistentes las bacterias?[PDF]
Las superbacterias se producen debido al abuso de los antibióticos ya que, cuando se usan demasiado o incorrectamente, las bacterias que han causado la enfermedad en cuestión se ven sobreexpuestas y producen mutaciones en un intento de sobrevivir. Es lo que los expertos llaman “capitalismo genético”, una bacteria resistente tiene una ventaja evolutiva por lo que, no solo tiende a mantenerse, sino que además tiene más probabilidades de seguir adquiriendo mecanismos de resistencia.
Hay ocasiones, poco frecuentes, en las que la resistencia surge de manera aleatoria. En otras ocasiones, se produce la llamada transformación bacteriana, cuando los genes responsables de esa resistencia se adquieren en el medio ambiente; otras veces se obtiene de bacterias afines -conjugación- o de virus bacteriófagos -lo que se conoce como transducción-.
No importa que los antibióticos sean cada vez más modernos y sofisticados, las bacterias seguirán perfeccionando sus mutaciones y, cuanto más se abuse de ellos, más evolucionarán las bacterias para resistirlos. Por ello, es un problema que no puede detenerse, solo ralentizarse.
¿CUÁLES SON LAS BACTERIAS MÁS RESISTENTES?
La misma Organización Mundial de la Salud ha establecido tres grupos de bacterias multirresistentes, en función de su prioridad.
- En la prioridad 1 o crítica, donde todas son resistentes a los carbapenémicos, los llamados antibióticos de amplio espectro, se encuentran la Acinetobacter baumannii, Pseudomonas aeruginosa, algunas enterobacterias como Klebsiella pneumonie, Escherichia coli y varias especies de los géneros Serratia y Proteus. En el caso de las Klebsiellas ya se han encontrado casos en los que ya no existe ningún antibiótico que resulte eficaz.
- Calificadas como de prioridad 2 o elevada están la Enterococcus faecium (resistente a la vancomicina), Staphylococcus aureus (resistente a la meticilina y a la vancomicina), Helicobacter pylori (inmune a la claritromicina), Campylobacter spp. Y Salmonella (ambas resistentes a las fluoroquinolonas) y Neisseria gonorrhoeae (resistente a la cefalosporina y a las fluoroquinolonas).
- Y por último, está la prioridad 3 o media que incluye Streptococcus pneumoniae (sin sensibilidad a la penicilina), Haemophilus influenzae (resistente a la ampicilina) y Shigella spp. (inmune a las fluoroquinolonas).
IMPACTO SOCIAL Y ECONÓMICO DE LAS SUPERBACTERIAS
En 2020, este tipo de bacterias resistentes a los antibióticos estaban causando 700.000 muertes al año, unas 33.000 en Europa y, según las estimaciones de la Agencia Española de Medicamentos y Productos Sanitarios, unas 4.000 en España, el triple de las que provocan los accidentes de tráfico. Las predicciones hablaban de que en 2050 el número de muertos alcanzaría los 10 millones en todo el mundo (el cáncer actualmente mata unos 8 millones de personas al año) pero los expertos auguran que, al ritmo actual, se llegará a esa cifra al menos una década antes.
Un problema añadido es que existen muy pocos antibióticos experimentales que puedan hacer frente a esta situación. En concreto, solo 32 tratamientos en desarrollo clínico dirigidos a los patógenos considerados como prioritarios. Esta producción no resulta rentable para las farmacéuticas y la inversión privada fue, en 2019, de apenas 120 millones de euros mientras que se invertía unos 8.600 millones de euros en la búsqueda de tratamientos contra el cáncer.
Además, el cambio climático parece ser otro problema añadido ya que, cada vez más expertos apuntan a que el aumento de temperaturas está influyendo en que las bacterias se salten con más facilidad y rapidez la barrera protectora que proporcionan los actuales antibióticos.
¿CÓMO RALENTIZAR ESTE PROCESO?
Las recomendaciones para ralentizar la llegada de un mayor número de superbacterias abarcan diferentes ámbitos al tratarse de un importante problema de salud pública a nivel global. Por una parte, la comunidad médica cuenta con importantes directrices para reducir la prescripción de antibióticos, limitando su uso si el beneficio que puedan ofrecer sea dudoso. También es importante que se controle la medicación veterinaria, un sector al que va a parar el 70% de los antibióticos y donde se han usado, y se siguen utilizando en los países en desarrollo, para reforzar el crecimiento de los animales.
En el lado de los pacientes, hay dos medidas fundamentales:
- Evitar la automedicación: Los antibióticos siempre deben ser recetados por un médico y nunca se deben tomar sin el seguimiento de este. Hay que evitar especialmente consumirlos para enfermedades que tienen un origen vírico, como por ejemplo la gripe.
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Completar los tratamientos: No debe abandonarse el tratamiento cuando empiecen a remitir los síntomas sino cuando el médico lo haya pautado ya que, si se deja de tomar antes es posible que no se elimine del todo la infección bacteriana haciendo que esta se vaya acomodando al antibiótico y haciéndose resistente a este.