Fenómeno del hormigón expansivo

HOREX, un iniciativa para mejorar la vida útil y la operatividad de las centrales hidroeléctricas

Energía hidroeléctrica I+D+i Ingeniería Ciencia

El proyecto HOREX –acrónimo de Hormigones Expansivos– nace de Iberdrola de investigar el fenómeno de la expansión química del hormigón, que era casi desconocido, propio del material y que supone un gran desafío para las presas a nivel mundial debido a las dificultades a la hora de controlarlo, ya que puede afectar la funcionalidad para las que fueron diseñadas y construidas las presas no solo durante el mantenimiento de las estructuras sino también en su construcción.

 

La apuesta de Iberdrola por investigar el fenómeno de la expansión química del hormigón surgió hace 15 años en la presa de San Esteban, ubicada en Orense, cuando miembros del equipo que se encarga de vigilar la presa comenzaron a notar anomalías en el comportamiento de la misma. En ese momento, en el mundo no existían estudios ni estrategias claras de actuación para vigilar y diagnosticar qué es lo que pasaba en una presa en la que se sospechaba que estaba sufriendo expansión, siendo este un tipo de deterioro natural que puede sufrir el hormigón. Esto implica que la vida útil del material disminuye de forma sustancial ya que inicia un proceso de degradación debido a la aparición de una reacción química entre los componentes propios del hormigón en presencia de agua.

El proyecto fue impulsado y liderado por las direcciones de Innovación y Generación Hidroeléctrica de Iberdrola, con la participación del Instituto de Ciencias de la Construcción Eduardo Torroja (CSIC), la Escuela de Ingeniería de Caminos, Canales y Puertos de Cataluña, y la ingeniería PRINCIPIA.

Un grupo multidisciplinar de profesionales que unía desde ingenieros a geólogos o matemáticos se unieron para tratar de establecer una estrategia clara ante la sospecha de que una de sus estructuras tenga el fenómeno de expansión química.

Esta apuesta por la investigación e innovación obtuvo grandes resultados que ahora permiten a los profesionales de Iberdrola determinar si los componentes del hormigón que se utiliza para futuras presas va a ser reactivo y en qué grado seleccionarlos para que no se produzca la expansión. En el proyecto del Támega —uno de los mayores proyectos hidroeléctricos realizados en Europa en los últimos 25 años— se han empleado estos conocimientos durante su construcción con el objetivo de neutralizar una posible expansión del hormigón.