QUÉ ES EL ARTE COMPUTACIONAL

¿Pueden las máquinas hacer arte?

#arte #talento digital #IA

Hasta hace muy poco, el arte era una capacidad inherente al ser humano y, por tanto, inaccesible para las máquinas. La aparición y evolución de la Inteligencia Artificial obliga a replantearse si aquello de pintar, componer o escribir sigue siendo patrimonio exclusivo de la humanidad. El debate está abierto.

Christie's realizó en 2018 la primera subasta de arte computacional y las ventas alcanzaron los 432.500 dólares.
Christie's realizó en 2018 la primera subasta de arte computacional y las ventas alcanzaron los 432.500 dólares.

Arte, según la Real Academia Española (RAE), es la "manifestación de la actividad humana mediante la cual se interpreta lo real o se plasma lo imaginado con recursos plásticos, lingüísticos o sonoros". Aunque referencia ineludible para el buen uso del lenguaje, lo cierto es que la RAE se creó en 1713, cuando las máquinas, tal como las concebimos en la actualidad, ni siquiera estaban en el imaginario colectivo.

Mucho se ha avanzado desde entonces y las máquinas hoy, en forma de sofisticados softwares, ya son capaces de escribir un poema, componer una canción o pintar un cuadro. La cuestión es, ¿es eso arte? Como siempre, depende del ángulo desde el que se mire y una de esas perspectivas es la que aporta Margaret Boden. Para esta filósofa británica existen tres tipos de creatividad: la combinacional, que mezcla ideas existentes; la exploratoria, que genera ideas nuevas explorando espacios conceptuales; y la transformacional, que rompe estructuras previas y crea nuevos espacios. Boden defiende que las máquinas pueden ser competentes en los dos primeros casos, pero para el tercero, al menos por ahora, se requiere una mente humana. En cualquier caso, el debate está servido.

El concepto de arte computacional acota en cierta manera la discusión. Este se define como el estudio y simulación del comportamiento creativo natural, el propio del ser humano, por medio de programas de computación. Dicho concepto se aplica a la creación musical, artística y literaria mediante Inteligencia Artificial (IA), es decir, a la recreación de la creatividad humana a través de una computadora. Bajo ese paraguas, los robots pueden crear arte. De hecho, hace apenas unos meses la casa Christie's realizó la primera subasta de arte creado por Inteligencia Artificial. ¿El resultado? Unas ventas de 432.500 dólares.

INTELIGENCIA ARTIFICIAL COMO HERRAMIENTA DEL ARTE

Como todo lo que atañe a la Inteligencia Artificial, nadie sabe a ciencia cierta cómo evolucionará esta tecnología en el futuro. Sin embargo, cada vez más expertos teorizan sobre una nueva relación entre el hombre y la máquina centrada en la colaboración y menos en la prevalencia de uno sobre otro. "La Inteligencia Artificial es una herramienta como puede serlo un pincel, y en el futuro ayudará a los humanos a crear interesantes obras de arte", dice Bas Korsten, director creativo ejecutivo de J. Walter Thompson.

En esta misma línea se expresa Aaron Hertzmann, profesor de la Universidad de Toronto e investigador principal de Adobe Research, al afirmar lo siguiente: "La creatividad computacional es un amplificador de la imaginación: contar con mejores herramientas para la creatividad permitirá a más gente crear y a los artistas ir mucho más lejos de lo que podrían llegar por sí solos".

La alianza entre el arte y la Inteligencia Artificial.
La alianza entre el arte y la Inteligencia Artificial.

LOS ROBOTS ARTISTAS

Grandes empresas tecnológicas, como por ejemplo Google, ya exploran el campo del arte y la robótica. En el caso del gigante norteamericano, sus dos primeras incursiones son los proyectos Magenta y Deep Dream. Este último, concretamente, se basa en un software de reconocimiento de imágenes que identifica los objetos y les aplica filtros para reinterpretarlos artísticamente simulando técnicas de acuarela, cómic o carboncillo.

No solo de pintura vive la creatividad computacional. Las máquinas también son capaces de componer música, como la creada por el ganador de un Grammy Alex Da Kid mediante un sistema de Inteligencia Artificial. Este músico —o mejor dicho, su software— analizó durante cinco años artículos periodísticos, entradas de Wikipedia, sinopsis de películas, letras de canciones y progresiones de acordes hasta dar con los temas y ritmos más populares. Con todo ello compuso Not easy, su primera canción cognitiva. Tampoco se libra la poesía. WASP (Wishful Automatic Spanish Poet) es un poeta automático desarrollado por Pablo Gervás, profesor de la Universidad Complutense de Madrid, al que se le dan instrucciones de métrica y rima, se le indica que se inspire en la obra de un poeta y él solo comienza a componer versos.

En estos últimos casos, la intervención humana, pese a ser casi testimonial, existe. Pero también hay muestras de arte computacional ajenas a la participación del hombre. Dos ejemplos. Memoria de un transeúnte, una pieza de Mario Klingermann, artista alemán, que consiste en dos pantallas que emiten un flujo constante de imágenes con caras distorsionadas por algoritmos a través de un cerebro de Inteligencia Artificial. Lo curioso es que ¡ninguna de esas caras ha existido nunca! El otro, con un matiz diferente, es The painting fool. Este software o robot artista, creado por Simon Colton, profesor de la Universidad de Londres, se descarga imágenes de Internet, las cataloga en torno a conceptos como la alegría, la desolación o el pánico y aplica ese aprendizaje para crear obras digitales inspiradas en esas emociones.


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