A medida que los gobiernos se enfrentan a las consecuenicas económicas de la pandemia de Covid-19, es evidente que este reto es radicalmente diferente al que planteó la última crisis económica mundial. Aquella fue una crisis financiera, con remedios financieros que condujeron a un largo periodo de austeridad mientras los gobiernos trataban de pagar la deuda.

Esta vez, está claro que se está produciendo un cambio estructural en la economía, con indicios de que la gente está cambiando su forma de vivir, trabajar, comprar y viajar. "Necesitamos respuestas completamente diferentes [en términos de] cómo volver a crecer", dice Keith Anderson, director general de ScottishPower, el grupo energético del Reino Unido propiedad de la empresa española de energía limpia Iberdrola. "Tenemos que invertir y reconstruir, pero reconstruir mejor, de forma que la lucha contra el cambio climático y la recuperación ecológica sean las prioridades de todos".

ACELERAR LA RECUPERACIÓN ECONÓMICA

La Unión Europea (UE) sitúa el paquete de medidas Green Deal de 1 billón de euros en el centro de sus planes de recuperación. Mientras tanto, países como Nueva Zelanda o el Reino Unido han destinado miles de millones a programas de construcción ecológica y eficiencia energética, tanto para acelerar la recuperación económica como para ayudarles a cumplir los objetivos de convertirse en economías de balance cero para 2050. La UE pretende duplicar el nivel de renovación de edificios, por ejemplo, mientras que Alemania está introduciendo una estrategia nacional sobre el hidrógeno y Corea del Sur planea una reactivación de la industria verde por valor de 1,7 billones de KRW (1.400 millones de dólares) que supondría la creación de 11.000 puestos de trabajo.

En Estados Unidos, el apoyo a los estímulos verdes se ha dividido en función de los partidos y, a pesar de la presión de los demócratas para que se incluyan medidas de energía limpia en los planes de apoyo, hasta la fecha no se han incluido.

"Alinear los paquetes de estímulos y políticas económicas con los objetivos climáticos es crucial para una economía viable y saludable a largo plazo", afirma Ignacio Galán, consejero delegado de Iberdrola, que se fundó en 1992 con la visión de un futuro más verde. 

"Si construimos un parque eólico, por ejemplo, se generan beneficios para los pueblos, las empresas y los contratistas locales", explica Anderson. "Hay un montón de proyectos de infraestructura que tenemos que hacer de todos modos para cumplir los objetivos de cero neto, como la conversión de la calefacción en lugar de gas y la transformación del transporte. Acelerémoslos. Si queremos llegar a cero neto y crear puestos de trabajo al mismo tiempo, electrifiquemos todo".

FOMENTAR LA INVERSIÓN Y LA INNOVACIÓN

Para hacer realidad esta visión, las empresas deben debatir con los organismos reguladores y los gobiernos qué cambios son necesarios exactamente. "Muchos procesos normativos y regímenes de planificación se diseñaron para un mundo diferente: un mundo de austeridad, en el que el objetivo principal era reducir los costes. Tenemos que reequilibrarnos para seguir actuando de la forma más eficiente posible, pero equilibrando eso con la necesidad de alcanzar el cero neto y la necesidad de crear puestos de trabajo", dice el Sr. Anderson.

Esto no tiene por qué costar a los gobiernos una gran cantidad de dinero si se establecen los marcos y compromisos adecuados, afirma, y cita el ejemplo del rápido desarrollo del mercado eólico marino. "El gran detonante de la energía eólica marina fue la Ronda 3 de arrendamiento de zonas de desarrollo eólico marino del Reino Unido, que pedía más de 30 gigavatios de proyectos: todo el mundo se dio cuenta de que era un mercado enorme. Los promotores saben que es un mercado que seguirá creciendo durante 20 o 30 años. Eso les da confianza para impulsar la inversión y eso fluye por la cadena de suministro hasta las empresas que fabrican buques, cables y cimientos".

Mientras tanto, el mecanismo de Contratos por Diferencia (CfD) del gobierno del Reino Unido ha dado a los inversores estabilidad, claridad y certidumbre, y ha introducido la competencia en el mercado haciendo que los promotores de proyectos compitan en el precio. Esto ha fomentado la innovación, lo que ha llevado a que los costes se reduzcan a unas 36 libras por megavatio/hora (MWh) desde las 150 libras/MWh. "Tenemos que aprender las lecciones de esto y replicar ese rendimiento para las bombas de calor y otras tecnologías", dice el Sr. Anderson. 

Sin embargo, desplegar cantidades masivas de energía renovable para descarbonizar el transporte y la calefacción podría no ser suficiente. También hay que dedicar tiempo al desarrollo de nuevas tecnologías que aún no son comerciales pero que podrían desempeñar un papel fundamental a medida que se acerque la fecha del objetivo de cero emisiones de 2050. 
 

APOYAR EL CAMBIO

Otra cuestión clave es convencer a las empresas de que cambien su comportamiento y sus modelos de negocio. "ScottishPower era una empresa predominantemente de carbón y ahora somos totalmente renovables. Hemos demostrado que se puede hacer, pero ¿cómo se puede animar a otras empresas a dar ese giro?", se pregunta Anderson.

Cambiar los contratos de electricidad de las empresas por tarifas verdes no garantiza totalmente que la energía comprada sea 100% renovable, ni da lugar a la construcción de nueva capacidad. Lo más eficaz es que las empresas puedan comprar energía limpia directamente a las empresas de energías renovables para garantizar que sus compras de energía se traduzcan en nueva capacidad eólica o solar. 

Sin embargo, el proceso de convertirse en ecológico debe ser más fácil de usar, dice el Sr. Anderson. "Nuestra misión es facilitar a la gente la compra de energía verde, la carga de su coche eléctrico y el cambio a una calefacción más limpia. Tenemos que hacer que la opción verde sea la más obvia. Por eso lanzamos nuestra iniciativa Comunidades con Carbono CeroEnlace externo, se abre en ventana nueva. ".

El plan, puesto en marcha en 2019, trata de traducir los objetivos de cero emisiones en acciones concretas a nivel local: el número de puntos de recarga de vehículos eléctricos que deben instalarse, el número de bombas de calor que serán necesarias, el coste de la mejora de las redes eléctricas para hacer frente al aumento de la demanda con el fin de cumplir los objetivos.

La empresa afirma que el Reino Unido necesita más de 25 millones de puntos de recarga para vehículos eléctricos de aquí a 2050, con un coste de casi 46.000 millones de libras, mientras que casi 23 millones de hogares tendrán que instalar bombas de calor eléctricas con un coste de 192.000 millones de libras.

Pero el cumplimiento de estos objetivos no puede ser sólo un mandato del gobierno central. Es necesario actuar a nivel local. ScottishPower trabaja actualmente con Liverpool, Glasgow y Edimburgo, que quieren convertirse en ciudades con emisiones netas cero. Pero cada una de ellas tiene circunstancias diferentes: Liverpool quiere ser neta cero en 2040, mientras que Glasgow pretende alcanzar el objetivo en 2030. El informe Comunidades con Carbono Cero establece un plan de medidas que las comunidades locales pueden adoptar para cumplir los objetivos del cambio climático y garantizar que no se queden atrás.

"Las comunidades quieren saber cómo pueden llegar a la red cero de una manera sostenible que funcione para su ciudad y su región, de forma que fomente la inversión, cree puestos de trabajo y se vincule con el desarrollo industrial y la política de aire limpio. Las personas que mejor saben cómo hacerlo son las que trabajan en el ámbito local", dice el Sr. Anderson.

"Hay un fantástico apetito en las comunidades locales por hacer esto", dice el Sr. Anderson. "Tenemos que animar a las ciudades a impulsar esta agenda".

Fuente: The Trust. Texto original en inglés.

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